Violeta

Violeta

Una muchacha, Violeta, ojos azules, voz prodigiosamente blanca, vivía las alegrías del amor. Jacques la quería y ella quería a Jacques. El amor brillaba en sus ojos y en su vestido y salía a convertir el aire en pura primavera. Pero Violeta sabía que el amor también era caridad. Y aquella mañana en que Pierre de Craon, el constructor de catedrales, pasó a su lado, con toda la tristeza de la lepra en sus ojos, Violeta tembló de ternura. Miró al leproso, al hombre a quien nadie quería y había tenido la debilidad de enamorarse de ella.

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