Pipas de Espuma de Mar

Pipas de Espuma de Mar

Cuenta la leyenda que en 1723 el conde húngaro Andrassi

tuvo un capricho: encargó a un tal Carol Kowacs, zapatero de

Pesth, que le tallara una pipa en un bloque de sepiolita que

había traído como souvenir de Turquía. Comprobó que daba

una fumada fresca y agradable. Aquella primera pipa de

espuma de mar aún se conserva en el Museo Nacional de

Budapest.